jueves, 28 de febrero de 2013

La "D" es muda


En Django no caben los juicios morales a los personajes sino solamente a uno mismo como espectador, que goza con esa mezcla explosiva de  violencia e ingenio cómico. 

La historia inicia con cuadro típicamente cuaresmal: un grupo de esclavos va cruzando el desierto hasta que aparece un Moisés alemán conduciendo un coche jalado por un caballo muy bien educado. Sobre el coche pende una muela que se contonea al compás de los baches del camino. A continuación, un monólogo magistral por parte del Dr. Shultz (el Moisés alemán) y por último fuego de pistolas y mucha sangre. Estamos ante "Django desencadenado", la más reciente película de Tarantino.