Ya lleva algunos días en cartelera "El
caballero de la noche asciende", película con la que finaliza la trilogía
de Batman dirigida por Christopher Nolan. Más allá de las excelentes reseñas
que he leído al respecto, y de los escandalosos titulares en que se la menciona
por cuenta de incendios y masacres, me gustaría recomendarla por bien
elaborada, entretenida, políticamente incorrecta y socialmente elocuente.
A mi modo de ver, el valor de esta tercera
entrega radica en que es capaz de cerrar más que dignamente el relato sobre una
Ciudad Gótica que guarda mucha relación con el mundo en que vivimos. En ese
sentido, el éxito de Batman estriba en la capacidad del director para
contarnos, a través de personajes y situaciones ficticias, lo complejo y
ambiguo de nuestras sociedades, líderes y villanos.
Lo que engancha, entonces, de la trilogía y en
especial de esta última entrega es su talante desencantado y relativista, que
en últimas es tan posmoderno como nuestra forma de ver el mundo. Allí no hay
bondad ni maldad en términos absolutos. De hecho, los que podríamos llamar
"Los buenos" no son seres angélicos y desinteresados sino por el
contrario un grupo de personas que puja para mantener controlados a "Los
malos" en medio de una sociedad enferma y decadente. Es más, ni siquiera
se trata, como en las típicas películas de super héroes, de una lucha entre el
bien y el mal, sino del mantenimiento del orden ante la amenaza del caos.
El Caballero de la Noche Asciende también nos
sugiere, una y otra vez, que debemos desconfiar de los "buenos tiempos", tanto como de las ideologías, pues como pasa en Bogotá, un sol
radiante antecede a una tormenta y un mico se esconde detrás de una
reforma.
Pero quizás el elemento más potente de la
película es el modo farsante, por un lado, y utilitarista, por otro, como se
construyen y destituyen sus héroes. Unos, criminales que resultan convertidos en
grandes símbolos; otros, luchadores que deben ser olvidados para dejar atrás
las épocas de crisis. Por eso decía al principio que cualquier parecido con la
realidad no es pura coincidencia; aunque mejor no sigo, no quisiera arruinarles
la fiesta, si es que aún no han visto la película.
Todo el tiempo he aceptado que las cosas cuanto se nos presena son leidas desde nuestra perspectiva y subjetividad, quiza, no supe, pude o vi aquellas relaciones concretas con la realidad inmediata en la que nos encontramos; en mi caso tal vez de manera más superflua o porque no decir hedonista intente solo ver, disfrutar, y vivir las emociones, sentimientos encontrados, entre otras tantas "vanalidades", pues el intentar razonar,buscar relaciones que bien pueden decirse forzadas de lo hecho con lo real no permite abandonarnos a placerres momentaneos o disfrutes pasajeros que en la realidad bien parecieran no encontrase.
ResponderEliminarPor ello recomiendo la pelicula solamente por aquellas emociones agenas a la realidad al imaginario de poder considerarme a momentos un heroe o tal vez a creer que hay alguien asi que esta afuera.
Hay muchas formas de ver una peli. Batman aguanta todas ellas, desde el deleite o el goce estético hasta la lucidez. Gracias por tu comentario.
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