miércoles, 14 de diciembre de 2011

Mirando a Belladonna

Cuando era niño, no sé qué editorial lanzó una colección de vídeos y revistas para aprender a pintar. Sólo compré la primera entrega, pero conservo hasta hoy esa única cinta de VHS como una especie de tesoro de mi infancia. En aquel vídeo, el "maestro" del curso afirmaba, de entrada, que la pintura era un asunto de educar la mirada, y que mirar no era lo mismo que ver.

Pasados los años, me saqué de la cabeza el rollo de ser pintor. Pasados los años, empecé a pasar cada vez más tiempo en Internet. Pasados los años, llegó el porno a mi vida. Y debo decir que desde que llegó me gustó. Mi novia me compara con Firmin, el ratón pornófilo y bibliófilo de la novela de Sam Savage, una de las cosas más dulces que me han dicho.

El caso es que nunca pensé, salvo en alguna etapa pornoromántica de mi vida al mejor estilo de Lord Byron, que porno y arte tuvieran mucho que ver. De hecho, sigo pensando que son esferas separadas, sobre todo por la mirada de quien contempla ambas cosas. A la portada de Alexis Texas en Husler  no se la mira como se mira un cuadro de Egon Shiele, aunque objetivamente se parezcan. Es un asunto de intencionalidad, fundamentalmente. Eso ya lo había descubierto Duchamp y de eso abusan parásitos como Hirst.

En todo caso, me acabo de encontrar con un vídeo en el que la mirada pornográfica sede su lugar a la mirada estética. La protagonista es la famosísima Belladona, que posa para un pintor español y para un camarógrafo que produce con todo ello una obra de arte mucho más honesta y delicada, a mi  juicio, que el mismo cuadro que se pinta.

Encantadora Belladonna. Innocent, in a way.

Innocent, in a way. from alexis wanneroy on Vimeo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario