jueves, 25 de octubre de 2012

Los retratos en el mundo digital. El hombre actúa, la mujer aparece

Muchas cosas han cambiado en los últimos ocho años en lo que se refiere a redes sociales. Si en 2004 tener una cuenta en facebook era privilegio de unos pocos estudiantes de universidades de élite, en la actualidad no  participar en la red que creó Mark Zuckeberg es toda una rareza. Lo que en algún momento fue una plataforma tecnológica innovadora hoy ha pasado a ser parte de nuestra vida cotidiana. En este sentido, nunca está de más dar un paseo por la red con ánimo investigador, no sólo para preguntarnos qué están haciendo las tecnologías con nosotros sino, y sobre todo, qué estamos haciendo nosotros con estas. 

La respuesta  más general que podría darse es que en las redes sociales remezclamos, construimos y compartimos una y otra vez memes, frases célebres, fotos, pensamientos y estados de ánimo. A mi juicio, lo que más llama la atención de todo ello son las marcadas diferencias entre las los álbumes fotográficos de hombres y mujeres, ancladas, según parece, a las formas de representación de lo masculino y femenino tanto en la pintura al óleo, como en el teatro, el cine y la publicidad.

John Berger resume la cuestión de la representación de lo masculino y lo femenino en occidente con la siguiente fórmula: "el hombre actúa, la mujer aparece". Lo que equivale a decir que el hombre mira y  la mujer es mirada; que el hombre vale por lo que es capaz de hacer mientras que la mujer vale por cómo luce. Nada nuevo bajo el sol, sobre todo si se cuenta con que pintores, escritores, cineastas y publicistas hasta hace relativamente poco eran todos hombres. 

Sin embargo, aunque el fenómeno de las redes sociales es mucho más nuevo, lo que nos encontramos allí es el mismo código binario pero reproducido esta vez por las mismas mujeres: el hombre actúa, la mujer aparece.

Los retratos de hombres y mujeres son bastante diferentes. En el caso de los hombres, las fotos no son tomadas por ellos sino por algún otro u otra, y los acompañan herramientas como carros, computadores, instrumentos musicales, etc. Los hombres se retratan con sus conquistas, al modo de Los embajadores, de Holbein. Las mujeres, por el contrario, se retratan a así mismas frente a un espejo (lo que recuerda a la Venus de Velázquez), y no con herramientas sino con accesorios, que no sirven para hacer nada, sino para resaltar sus atributos físicos; cosa que también se logra con las perspectivas vuelo-de-pájaro que prefieren para auto-retratarse y destacar sus ojos, labios, bustos y torsos. Basta con introducir en el buscador de Google las palabras "girl+facebook+picture", y luego "boy+facebook+picture", o con revisar las fotos de perfil de Facebook de amigos o amigas, para evidenciar todas estas diferencias.

Somos hijos del mundo en que vivimos y deudores de la historia. Nuestros hábitos de socialización y de representación son sedimentaciones de significados compartidos que las preceden. Por ende, no es descabellado pensar que nuestras acciones son  simplemente una reproducción de la estructura cultural en la que somos, nos movemos y existimos.
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Aquí la ponencia completa, presentada en el marco del I Congreso Internacional de Humanidades, Universidad Santo Tomás. Bogotá-Colombia, el 25 de octubre de 2010.


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