miércoles, 21 de noviembre de 2012

La Virgen de los Cayos

Gracias al Tribunal de La Haya, los periodistas de los grandes medios nacionales vuelven a tener oficio. A decir verdad, estos últimos meses no les habían sido muy favorables, teniéndose que conformar con chismes sobre las negociaciones FARC-Gobierno y con anti-noticias como la masacre de Santa Rosa de Osos, o el holocausto a cuentagotas en la Franja de Gaza. Digo anti-noticias porque, según uno de los pilares del periodismo contemporáneo, no es noticia que un perro muerda a un hombre, como sí lo es que un hombre muerda a un perro. En fin, que Santa Rosa de Osos y el holocausto palestino coinciden en generar una lástima que dura hasta que se pasa la página o se cambia de canal.


Volviendo a lo importante, es decir, al hombre que mordió al perro, diríamos que a los grandes Medios se les apareció la Virgen de los Cayos. Sí señor, el borrachín de Daniel Ortega no es el único que está de celebración en estos días. El Espectador, El Tiempo, RCN y Caracol también lo están, han logrado convertir la sentencia de un tribunal internacional en una ola de indignación nacional. 

¿Por qué lo han hecho? fundamentalmente por la misma razón por la que baila el mono. Y es que no hay mejor forma de vender periódicos o disparar el rating que espichar el barro purulento del patriotismo, sobre todo si hay un país hermano involucrado que está gobernado por un tarado como Ortega. Además, si bien hay que ganar dinero extra, también es cierto que no hay que perder el que llega por patrocinio, entiéndase el que aportan las petroleras, en el fondo las únicas interesadas en ese conflicto fronterizo, no hace falta decir por qué. 
 
¿Cómo lo han hecho? por medio de un estudio profundo de la teatralidad pero con una puesta en marcha relativamente sencilla: primero, revistiendo de autoridad un montón de bustos parlantes que repiten una y otra vez que el archipiélago es tan colombiano como el sancocho y que siempre ha sido nuestro más grande tesoro. Segundo: aprovechándose de los nativos, la mayoría pescadores, para alimentar reportajes que describen cómo los afecta el fallo pero que ocultan el abandono histórico del Gobierno Nacional para con los habitantes del archipiélago. Tercero pero no menos importante: el uso y abuso de mapas (el vehículo nacionalizador por excelencia, junto con el "idioma oficial") cercenados, que muestran en rojo la franja marítima vilmente arrebatada por los desgraciados de Nicaragua, impactando así en nuestra experiencia iconográfica de lo que desde el colegio se nos ha dicho que es Colombia. 

Si Usted cree todavía que en todo ello hay algo que no esté viciado por el patriotismo o el interés noticioso, por decir lo menos, hágase por favor estas preguntas: ¿considera justo el reclamo de Argentina sobre las Malvinas? ¿Ha viajado a San Andrés en un plan que no sea el turismo all-inclusive y la compra de baratijas de contrabando?, ¿por qué los Medios no hacen el mismo escándalo por la minería irresponsable que se practica en la Colombia continental? y finalmente: ¿por cuanto tiempo cree Usted que va a recordar los nombres de los callos en disputa, si es que acaso no los ha olvidado ya? Si todo ello no le ayuda a aclararse un poco, ¡cuidado!, está Usted viendo mucha televisión.


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