jueves, 6 de diciembre de 2012

¿Quo vadis, Petro?

En medio del vendaval noticioso que ha suscitado el lío de las basuras en Bogotá, ha pasado casi inadvertido un plagio de proporciones macondianas que la administración Petro llevó a cabo con respecto al tema del subsidio para estudiantes en las tarifas de Sistema Integrado de Transporte Público. Resulta que, tal y como lo reveló el martes pasado el noticiero CM&, en una nota titulada "Las cosas increíbles que a veces comente el alcalde Petro, de Bogotá", la Alcaldía presentó recientemente un proyecto para reducir, aproximadamente en un 30%, el costo del pasaje en el SITP a estudiantes de instituciones educativas oficiales de Bogotá. Lo escandaloso de todo ello, es que el texto de la propuesta es idéntico al presentado por el Consejal Nieves, del Polo Democrático, titulado proyecto de acuerdo N° 238 de 2012, y que fue desestimado por la misma Alcaldía y calificado como "no viable".

Esta obra de arte de la estrategia política, a mi juicio, tiene un alcance simbólico particular, pues la búsqueda de un arreglo político que involucra a los estudiantes del Distrito violenta una de las normas más básicas de la vida académica: no plagiarás. Y es que si ya es un descaro que un alcalde presente como suyo un proyecto escrito por otro, es un monumento a la estupidez, primero, que ese proyecto que presenta haya sido desestimado antes por él mismo y, segundo, que espere que todo ello llegue a buen término. Haciendo una comparación en el ámbito de la vida escolar, lo que hizo Petro es lo que hacen los estudiantes vagos, caradura y cortos de ingenio con que uno se encuentra a veces en los salones de clase: copiar del Rincón del Vago un ensayo lleno de errores y problemas, y esperar a que el profesor no se dé cuenta y les ponga 5.  No nos crean tan pendejos.

Además de empelotar su necesidad de incrementar su aprobación pública a como dé lugar, nuestro Alcalde refuerza con este tipo de chambonadas un prejuicio ampliamente difundido entre la clase media educada de esta ciudad, según el cual la izquierda, o el progresismo en este caso, es sinónimo de chabacanería, cortoplacismo e incapacidad técnica y ejecutiva. Hay cosas que un caballero no se debe permitir, decía mi abuelo. Una lástima que el peor enemigo del progresismo sean los mismos progresistas. 

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Noticia completa de CM&, parte 1: http://www.cmi.com.co/?n=94129
Noticia completa de CM&, parte 2: http://www.cmi.com.co/?n=94128
Noticia completa de CM&, parte 3: http://www.cmi.com.co/?n=94127



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